Projet de loi visant à instituer de nouvelles libertés et de nouvelles protections pour les entreprises et les acti-ve-s: así reza el complicado título del “Proyecto de ley para instituir nuevas libertades y nuevas protecciones para las empresas y los activos”. Yendo con la moda progresista de la transversalidad de género, en los asalariados se usa ahora también la forma femenina (acti-ve-s). Sin embargo, al mismo tiempo los conceptos “asalariado” y “trabajador” deben ser sustituidos por la palabra neutral “los activos”: cínica política de palabras.

El cinismo radica sobre todo en el hecho de que las “nuevas libertades” y las “nuevas formas de protección” valen sólo para los ejecutivos de las empresas. En ninguna parte del proyecto de ley se pueden encontrar nuevas libertades o formas de protección para los trabajadores dependientes, por el contrario. Los patrones tendrán mayores libertades, por ejemplo, para los despidos, las horas extras, los contratos temporales, cuando lo exija la “situación del mercado” de la empresa. El asunto es que esta situación del mercado la definen los propios patrones. Se deberán introducir nuevas formas de contratos laborales temporales y subsiguientes (en vez de un contrato fijo sin plazo de terminación), también aquéllos en los que se le deje abierto al empleador la decisión de cuándo darlos por terminados.

En algunas partes la ley va incluso más allá del modelo que fue la Agenda 2010 alemana: los empleadores pueden ordenar trabajo adicional sin paga, se preferirán los contratos intraempresariales y en cada planta particular: un debilitamiento intencional de los sindicatos. La atención en medicina del trabajo será reducida en lugares de trabajo riesgosos.

El gobierno del presidente “socialista” François Hollande sabe que en este proyecto tiene por lo menos al 70 por ciento de la población en contra, y todavía más entre los electores del partido “socialista”. Por eso quiere forzar la aprobación de la ley desde el principio promulgando un decreto emergencia (Artículo constitucional 49.3) pasando por alto al Parlamento (Asamblea Nacional).